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III Congreso Pioneros de @FundacionASota: Un ensayo moderno en un contexto romántico. #Segovia

Nuestra comunicación para el III Congreso  nacional pioneros de la arquitectura moderna española: análisis de una obra, organizado por la Fundación Alejandro de la Sota con la colaboración del ministerio de Fomento, fue recogida en las actas de dicho congreso.

Un ensayo Moderno en un contexto Romántico: 


Edificio HEREDERO para 10 viviendas subvencionadas y
local comercial, Francisco Fernández-Vega, Segovia, 1965.


Autora: Carlota González Pérez.


Resumen:

El proyecto original de este edificio; sito en la plaza Alto de los Leones de Segovia, en la confluencia de las calles Alférez Provisional con Sargento Provisional; tiene fecha de visado de 1965, coincidiendo con el año de su construcción, y lo firma el arquitecto D. Francisco Fernández de Vega, quien tendría ya cierta trayectoria profesional con sus 55 años de edad. Teniendo alguna otra aportación de interés, sobre todo desde el punto de vista social, la que se presenta es la única que se ha encontrado de su autor con valores compositivos Modernos.

En un solar alejado del recinto amurallado y en un borde de lo que sería la ciudad antigua; extendida más allá de sus murallas en sus arrabales; el arquitecto encuentra una oportunidad para ensayar con una arquitectura nueva, además de para sí, nueva en su contexto. En ese lugar parece difuminarse la necesidad de respetar el romanticismo prolongado que impera en la ciudad, en la antigua y en la nueva. A una distancia prudente, en ese borde de lo antiguo y de cara al nuevo crecimiento, el arquitecto sintió la libertad suficiente para ensayar, y disfrutar, nuevas formas compositivas de la mano de un lenguaje que sabía interpretar, pero que llegaba a provincias edulcorado y a un ritmo desacelerado. ¡¿Qué mejor lugar que ese límite para emprender una arquitectura nueva?!

El interés del edificio radica en las formas compositivas de sus fachadas, composición ajena al lenguaje historicista de su contexto, y que encuentra un aliado en la necesidad de plantear un edificio en chaflán, dada la forma del solar. Aunque ciertas restricciones económicas limitaron la posibilidad de alcanzar una composición Moderna con un nivel de pureza sobresaliente, en los alzados presentados en el proyecto original el arquitecto desnuda su pensamiento mostrando un lienzo curvo sin pliegues, con una expresión sencilla de los planos horizontales, basada en el ritmo de los huecos y los materiales cerámicos utilizados para el revestimiento de la envolvente.

Aun con las restricciones económicas, el edificio HEREDERO; que se levantó como una bisagra en un punto de confluencia de calles y contextos, allí donde terminaba lo antiguo, dialogando con lo que fuera el edificio que albergó la fábrica de paños más productiva que tuvo la ciudad (Aunque en ese entonces ya estaba destinado a otros usos); no necesitó del cartel luminoso, que las restricciones económicas impidieron, para distinguirse por su expresión de ideales Modernos.

Y aun hoy, junto al campus Mª Zambrano, que ocupa lo que fuera el solar soporte de aquella fábrica, en el que se levanta un edificio muy reciente proyectado por el arquitecto Linazasoro, la expresión de HEREDERO sobrevive como símbolo de aquellos ideales. Así, un siglo después de su puesta en marcha, podríamos estar en disposición de presentar los resultados de este ensayo, los cuales pueden haberse vistos alterados por la introducción de nuevos contextos.

Palabras clave: fachada moderna, Fernández Vega, contradicción, contexto romántico, Segovia.


Arquitectura moderna en segovia

Contexto Romántico. A modo de preámbulo:


“Célebre Segovia en los fastos de las ciudades de Castilla, algo tenemos que hacer presente sobre los restos de su antigüedad, que enlazados con la actual población ofrecen la única importancia por la que puede ser considerada en el día: el inmenso número de sus templos, la catedral, el alcázar, el magnífico acueducto, los muchos caballeros nobles linajes que tenían sus casas en esta ciudad, su intervención en los sucesos más notables del reino, sus manufacturas y muy principalmente su acreditada fábrica de paños de que se surtían nacionales y extranjeros, eran más que suficientes razones para que la ciudad fuese estimada por todos; hoy casi nada ha quedado…”. Esta es la antesala que Madoz utiliza para continuar su descripción cualitativa y cuantitativa de Segovia.

Ya entonces, rozando la mitad del siglo XIX, puede palparse el carácter derrotista y decadente de esta ciudad que el geógrafo describe, y que hubo de respirar por sus calles. Una ciudad que habiendo ostentado una posición avanzada en la macroeconomía del momento, con su fábrica de paños exportados a puntos remotos, se muestra en decadencia por incapacidad de adaptación de sus medios de producción a otros más eficaces, así empezó a hacerse invisible y a caer en el derrotismo.

Ese era el panorama de Segovia a mitad del siglo XIX. Cuando parece ser voz pópuli este carácter de la ciudad y las opiniones de su imagen decadente se suceden se llega al límite de la situación, conociendo esos años ciertas mejoras basadas en obras de pavimentación, alineación, alumbrado, abastecimiento de agua, etc. Y de la mano de estas mejoras; una que nos atañe en el tema que tratamos; y a raíz de una serie de ordenanzas municipales en las que se requieren medidas de revoco y ornato de las fachadas; la mutación de las fachadas medievales de ladrillo y entramado de madera hacia una escenografía de formas clásicas, dando una imagen más ciudadana y menos campesina, y en la que la clase burguesa poderosa en la ciudad empobrecida encuentra el estilo más indicado para expresar su poder y ostentación. Siempre teniendo en cuenta la pequeña escala de la que hablamos y la necesaria adaptación a esta.

De este modo, en 1855 la ciudad comienza un proceso de mutación escenográfica con el tatuado de los viejos muros medievales con revocos y esgrafiados, que se extendieron a lo largo de la ciudad en el espacio y en el tiempo. Un tipo de revestimiento que suponía una seña de identidad de poder ya que maquillaba desde siglos atrás los muros de palacios y edificios emblemáticos, incluido el Alcázar.

De este modo la ciudad inexpugnable encuentra su bálsamo protector en estos revocos, bajo los que permanecen las construcciones medievales. Una ciudad cuyo aislamiento y abandono imprime en el imaginario local esa sensación de derrotismo y negación a corrientes procedentes del exterior de sus grandes murallas inexpugnables.

“¡(…) Decrépitas ciudades, caminos sin mesones, / 
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones / 
que aun van, abandonando el mortecino hogar, / 
como tus largos ríos, Castilla, hacia el mar! / 
Castilla miserable, ayer dominadora, / 
envuelta en sus harapos desprecias cuanto ignora”.


Plano de Segovia por Joaquín Odriozola y Grimaud, 1901. (Archivo Municipal de Segovia)


Este plano refleja el estado de la trama urbana de la ciudad al comienzo del siglo XX. El interés de esta información, en el tema que nos ocupa, es que esta trama representa, en gran medida, y alineaciones puntuales a parte, lo que sería la ciudad antigua, prolongada más allá de las murallas en los arrabales. Nótese que el recinto amurallado coincide con la masa colmatada hacia la izquierda del plano, y que los arrabales principales se extienden a su derecha (las vértebras de crecimiento están fuertemente condicionadas por el relieve). De esta manera, a raíz de este plano se podría trazar una delimitación de la ciudad antigua, que, en cualquier caso, se intuye con facilidad. Dentro de esta trama, el edificio analizado se encontraría sobre la línea imaginaria que delimitaría la ciudad antigua, nótese su localización en el centro del aspa trazada. Justamente en la parte superior de esta localización, por dar una referencia, estaría el edificio que fuera la última fábrica de paños productiva de la ciudad, aunque en este momento, y desde 1878, ya estaba destinado a uso militar.

Habiendo traído a colación este plano, no puede pasarse tan de puntillas por la relevancia de su autor en la arquitectura y el urbanismo de la ciudad, no solo por las actuaciones que llevó a cabo, sino por su influencia en lo sucesivo. Su autor, el arquitecto Joaquín de Odriozola y Grimaud , que fuera arquitecto municipal, resultó ser muy influyente por su carácter aperturista y entusiasta de la arquitectura ecléctica, la conservación del patrimonio y las políticas de ensanche en pos de dar cabida a la modernidad, esto es, a los nuevos sistemas de transporte mecánicos. El plano que dibuja refleja una trama poco evolucionada, pero Odriozola ya trata de marcar nuevos ejes que vertebrarían el futuro crecimiento.

De esta forma llega la ciudad vieja, como intacta ruina, abandonada, al siglo XX, que pese a los cambios seguía ofreciendo una imagen bastante decadente. Transporta lentamente y con mucha fricción el gran peso que le supone la ciudad del pasado, se debate entre una lenta mutación o el desvanecimiento. Describe Félix Gila en su guía de la ciudad una ciudad “…sometida a la vida letárgica, aminoradas sus funciones, extinguidos sus movimientos, en la indiferencia y la quietud, y con apariencia de muerte… existen muchas calles, tortuosas y de poca higiene, con casas miserables y sin capacidad de viviendas humanas… que queda el ánimo entristecido y apenado al visitar la población y ver convertidos en desvanes lo que antes fueran talleres manufactureros…”.

Y justo cuando la minoría intelectual, única esperanza para una reactivación, toma conciencia de este estado de ruina, en lo que puede llamarse “la época de Machado”, coincidiendo con la llegada de este a la ciudad, la fundación de la Universidad Popular y la edición del periódico Tierra de Segovia; y tras unos años de tregua en los que se intentaron implementar corrientes de regeneración; el cambio de régimen político mutiló cualquier posibilidad de cambio en la dirección tomada.

En relación a la arquitectura, esta corriente moderna llegó a la ciudad de la mano del arquitecto Silvestre Manuel Pagola, antecesor de Fdez. Vega en el puesto de arquitecto municipal de la ciudad, y con quien compartió alguno de sus proyectos. Y que, en materia de arquitectura y urbanismo, junto con Odriozola, ostenta el mayor número de reconocimientos por su espíritu abierto. Pagola destaca por sus ejemplos modernos de arquitectura claramente racionalista, reconocidos y publicados en su biografía; siempre, según sus palabras “buscando proyectar un edificio que en sus fachadas tenga, dentro del carácter de una construcción moderna, la limitación debida al ambiente que le rodea”. Y él, al igual que Odriozola, tuvo implicaciones en la conservación del patrimonio y su entorno. Aunque, como puede deducirse del párrafo anterior, este movimiento nació y murió con este arquitecto, con el cual llegamos a Francisco Fernández Vega, quien heredó aquella ciudad en la que la inercia de las nuevas corrientes de regeneración no fue suficiente para disminuir el peso de la tradición.

Francisco Fernández Vega (1909 Segovia-1989 Segovia): Arquitecto de provincias al servicio del Régimen.


Este arquitecto, aunque no haya ocupado páginas en la literatura de la arquitectura moderna española, sí ha sido referido en textos locales. La consideración que se ha hecho a este arquitecto dentro de la historiografía local del momento, ha ido más de la mano del valor cuantitativo de su obra que del cualitativo.

Como primera aproximación a este arquitecto, puede consultarse la biografía que Chaves presenta de él en su Análisis de la arquitectura y el urbanismo de la ciudad de Segovia (1750-1950):

“Sucesor de Pagola como arquitecto municipal desde mediados de 1943, su extensa producción oscila, al menos durante los primeros años de su dilatada carrera, entre construcciones claramente apegadas a formas racionalistas, y obras, por el contrario, totalmente vinculadas a los ideales arquitectónicos del nuevo régimen franquista, con un ejemplo sintomático en la Clínica 18 de Julio”.

Obras de Fernández Vega nombradas en Análisis de la arquitectura y el urbanismo de la ciudad de Segovia (1750-1950). A la izquierda Melitón Martín (1941) y a la derecha la Clínica 18 de Julio.(1942)

Ha de tenerse en cuenta que el estudio que hace Chaves se prolonga hasta 1950, y hasta ese año las que analiza, de Fdez. Vega incluido. El propio Chaves reconoce que la figura de Vega sobresale de los límites del contexto analizado. Teniendo en cuenta que este arquitecto prolongó su carrera profesional hasta entrados los años 80, esta biografía se considera la más somera de las presentadas en el documento de Chaves. Por otro lado es de aclarar que de entre las obras analizadas por Chaves en estos primeros años de profesión del arquitecto, la única que se ha encontrado que pueda hacer referencia a una “construcción claramente apegada a formas racionalistas”, es una de sus primeras construcciones de nueva planta, concretamente en la calle Melitón Martín y que el propio Chaves parece hacer referencia a ello al citar a Fdez. Vega en el apartado relativo a la renovación arquitectónica: del racionalismo a la autarquía, enumerando como ejemplo “fiel modelo racionalista” la obra citada.

En conclusión, en su texto Chaves resalta dos actuaciones de Vega , el edificio en Melitón Martín  y la Clínica 18 de Julio , poniendo el acento en la contradicción entre ellas. Ambas están intramuros, son de posguerra y se construyeron con un año de diferencia.

Ocho años después de la publicación de Análisis de arquitectura y urbanismo en Segovia (1750-1950), Chaves hace una nueva descripción de la trayectoria de este arquitecto en su guía de arquitectura de Segovia , precisamente en la ficha correspondiente al edificio que nos ocupa, único de Fdez. Vega que aparece en esta guía, y en la que Chaves hace referencia a las contradicciones que suscita esta obra en los siguientes términos: “La obra supone un contraste significativo, tanto en la trayectoria de Fdez. Vega, mucho más apegada a lenguajes eclécticos e historicistas, como en el panorama de la ciudad donde la renovación arquitectónica que se está desarrollando en esa época se apoya en otros criterios compositivos y otro uso de los materiales”.

Aquí vemos como Chaves parece desdecirse de su referencia anterior de “ejemplos fieles a formas racionalistas”, e incluye a Fdez. Vega en la cartera de arquitectos eclécticos e historicistas.

Y hasta aquí las referencias descriptivas de la trayectoria de este arquitecto a quien le tocó ostentar el puesto de arquitecto municipal durante los primeros años del franquismo. En una ciudad a la que no le faltaban modelos estéticos regionalistas que encajaban perfectamente con la imagen nacional que pretendía darse. De esta manera, independientemente de los sistemas constructivos avanzadas que pudieran introducirse, que se introdujeron, la piel de las fachadas entraría en contradicción con esos nuevos elementos o materiales continuando con la práctica iniciada a mediados del siglo anterior, en la que las pieles de los edificios ocultaban estructuras obsoletas, aunque en este caso, esas mismas pieles, ocultarían, contradiciendo, nuevos sistemas constructivos.

Así, el aspecto de la obra de Fdez. Vega será el de una arquitectura decimonónica, con una ornamentación basada en aquel tatuado con esgrafiado, sin ningún tipo de reinterpretación que hablara de la incorporación de nuevos materiales y tecnologías, y sin utilizar la libertad que esas nuevas podían brindar, al menos de cara a la escenografía urbana. Esto será denominador común de las construcciones de estas décadas, y de las que este arquitecto fue muy prolífero.

Con este panorama, las obras por las que Fdez. Vega es conocido, tal vez lo conviertan en un arquitecto anodino. Más arriba se ha mencionado la Clínica 18 de Julio, probablemente la más conocida del autor, junto con sus actuaciones en la avenida Fernández Ladreda. Echándole un vistazo a la clínica podríamos elevarla a paradigma del regionalismo. Una piel monótona que se apoya en el esgrafiado como recurso dinamizador, y como colofón una planta superior que resulta una réplica de las antiguas galerías de secado de paños, algo que es bastante recurrente en la arquitectura regionalista local.

Como se decía, otra de las actuaciones por la que este arquitecto es conocido en el ámbito local, y donde se reconoce su obra, es en una gran parte de los edificios que se levantan en la avenida Fernández Ladreda. La consideración de las construcciones que se levantan en esta avenida, más allá del severo regionalismo que emanan cada una de ellas, radica en las connotaciones urbanísticas de la propia avenida. Siendo Fdez. Vega arquitecto municipal, hacia el año 50, llega impuesto por el régimen central la apertura de una vía que se convertiría en carretera nacional Soria-Plasencia.  Esta imposición incluía expropiaciones, demoliciones y el paso de la calzada por debajo de los arcos del acueducto. En definitiva, esta actuación, en una ciudad que había mantenido su tejido urbano de ciudad vieja, que había evolucionado a base de alineaciones muy puntuales y que había mantenido su muralla intacta; con la salvedad de las dos puertas demolidas en tiempo de Odriozola para facilitar el tránsito; es para esta ciudad de Segovia su plan Hoffman.

Pues bien, hecha la brecha, se erigió una gran avenida, a escala de la ciudad, destinada a viviendas y servicios en la que fue necesario levantar de una sola vez los edificios que formarían su escenografía. Una escenografía, claro está, dado el contexto político en la que se trazó, que debía ser imagen del poder central. Así que, finalmente, la avenida terminó mostrando, y muestra, un aspecto monótono, de edificios, que lógicamente incorporan tecnologías avanzadas, pero que, de nuevo, maquillan sus fachadas al estilo ya arraigado, utilizando los mismos criterios compositivos para cada uno de ellos. En definitiva, las actuaciones del arquitecto en esta avenida es de interés por la suma de ellas que se levantan en fila.

Reconocidas las obras más… relevantes de Fernández Vega, ahora es el momento de entender el título del artículo, de entender el ensayo moderno en un contexto romántico.

Otro Fernández Vega: la coherencia en la desnudez


Este arquitecto también puede ser reconocido por su prolífera obra de vivienda social, al menos a la escala local, probablemente porque “le tocó” como arquitecto municipal de una España en “desarrollo”, en una ciudad sin industria, abocada al necesario desarrollo del sector servicio, y en un momento en el que la ciudad aumenta en gran medida su cartera de viviendas, creciendo más allá de sus arrabales, y al amparo del régimen central a base de viviendas sociales acogidas a las leyes y planes de turno.


De esta manera, y para “controlar” el crecimiento previsto, sin precedentes en la ciudad, en 1953 se redacta el Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad de Segovia. (16) Del que Fernández Vega, que era arquitecto municipal, fue uno de sus autores. .

Plano para la calificación del suelo del PGOU de Segovia de 1953

En este plano, por un lado y por alusiones, puede verse la brecha de la Avenida Fernández Ladreda  y, por otro lado, y por su importancia en el tema que nos ocupa, la llamada en ese entonces Pista Militar  que había sido trazada, inicialmente con fines militares, comunicando el regimiento con el campo de tiro, pero que pasó a convertirse en una vía de estratégica para vertebrar el crecimiento de la ciudad. Esta vía constituye una singularidad, ya que sería el germen de una avenida, aunque en este caso sin expropiaciones ni demoliciones, constituyendo, simplemente, un eje de crecimiento lineal, a diferencia del resto de los crecimientos que serían en superficie constituyendo barrios. Siendo una línea recta y ancha que parte de un punto del borde de la ciudad vieja hacia no importaba donde, sin límites ni condicionantes, a la que enganchar la fila de edificios de turno, tenía que tener un futuro prometedor como avenida moderna, vertebradora, transitada, bulliciosa tal vez. Esto tiene un interés relevante para las características del edificio analizado, por ser uno de sus condicionantes. Nótese la localización del edificio analizado en el centro del aspa trazada.

El planeamiento contemplaba nuevos barrios de crecimiento para viviendas protegidas. Es una época sin precedentes de gran proliferación de nuevas construcciones. De la mano de Fdez. Vega se levantan numerosísimas viviendas de carácter social, habiendo trabajado tanto con casas bajas como con bloques residenciales. Recientemente se ha publicado una de sus actuaciones, lo llamado ensanche de casas bajas. De entre sus actuaciones son de destacar dos bloques construidos en la calle Caño Grande, cuyo interés radica en la tipología edificatoria. Existe una cita a este par de edificios, de tipología similar, en la publicación de la casa segoviana de los orígenes hasta nuestros días, en el apartad desarrollado por Chaves, y en el que la tipología se clasifica como “antigua corrala”.


Interior y exterior de los bloques de viviendas en la Calle Caño Grande

Estos dos bloques se erigen sencillos, sinceros y contradictorios, con una solución tipológica más coherente con estilos más racionales. Estas fachadas dan la impresión de estar a medio vestir, o a medio desnudar, dependiendo del gusto del observador, rozando la sensualidad. En este momento cabría una reflexión acerca de Fernández Vega y la coherencia de sus edificios desnudos. No cabe más que hacer el mismo ejercicio mental con la Clínica 18 de Julio, expuesta más arriba, y disfrutar de la sencillez del brutalismo en su desnudes. Pero esta es otra historia.

Edificio HEREDERO: Coherencia y contradicción.


El edificio HEREDERO resulta de un encargo que recibe el arquitecto Francisco Fernández Vega para la construcción de un bloque destinado a diez viviendas subvencionables y local comercial en la Plaza Alto de los Leones de Segovia(19). El resultado es el de un edificio de siete plantas más sótano, cuyo presupuesto ascendía a 4.180.264,84 Pts, descrito por el arquitecto en los siguientes términos:

“… La forma del solar es la de un polígono irregular mixto de seis lados, uno de los cuales es curvo, … La ordenanza de volumen del Plan General de Ordenación Urbana de la Ciudad, admite siete plantas, pero por la amplitud de la tienda de la planta baja, y para resolver el voladizo a una altura que despeje la zona de exposición de los escaparates, resolvemos el edificio en seis plantas y damos a esos locales una altura de 6,5 metros que admite cualquier instalación.

La zona principal de la tienda, es la rotonda de unión de las calles del Caño Grande y del Alférez Provisional, que se deja totalmente trasparente para exposición…

La composición de los alzados, la hemos resuelto con una ordenación moderna, a base de voladizos y logias, dando una gran trasparencia a la rotonda, para que no pese sobre la zona de escaparates de la tienda. Los materiales empleados en las fachadas son los de uso actual, gresite y cerrajería con cristal en voladizo, piedra del Villar, ladrillo de tejar, carpintería metálica, etc.”

La lectura de la memoria descriptiva del proyecto nos adelanta su carácter “moderno”, tal como Fdez. Vega lo identifica, en el que hace referencia a “alzados con ordenación moderna” y “materiales actuales”. Esto se ve corroborado con la lectura de la planimetría, poniendo especial atención a los alzados, y, finalmente, con el edificio construido, que muestra una fachada singular, cuya expresión parece ajena y descontextualizada.



Alzados y sección del edificio (AMS)

En ese contexto “romántico”, al que se hace referencia en los apartados anteriores, Fernández Vega proyecta este edificio, que se convierte en prueba construida de su coherencia con las nuevas posibilidades e ideales, y contradicción con su contexto.

Teniendo en cuenta que el arquitecto había disfrutado de la libertad de las nuevas tecnologías constructivas; utilizado enésimas veces sistemas estructurales ligeros, aunque, en cualquier caso, encontrando otros condicionantes que impedían llevar esa libertad a la fachada del edificio que en las numerosas veces entraba en total contradicción con la construcción, con el predominio de composiciones de un regionalismo radical; el interés de este que se analiza, su carácter coherente y contradictorio a la vez, radica en las formas compositivas de su fachada.

Planta tipo, planta baja y emplazamiento (AMS)
En este sentido, existen ciertos condicionantes liberadores en los que el arquitecto se apoya plantear un ejemplo insólito en su trayectoria. Por un lado, este edificio, como se indica más arriba, se encuentra alejado del recinto amurallado y justo sobre la línea imaginaria que delimitaría la ciudad antigua, por lo que parece difuminarse la necesidad de respetar el romanticismo prolongado que impera en la ciudad, en la antigua y en la nueva. Por otro lado, no solo se encuentra en ese borde, sino que mira, y se enfrenta, a un nuevo crecimiento. En la imagen anterior puede verse el emplazamiento, nótese la avenida que se abre delante del edificio. El solar se orienta hacia esa gran avenida lineal heredada de la Pista Militar, descrita más arriba, y que tenía visos de convertirse en una avenida moderna, muy transitada y tal vez bulliciosa. Además, el emplazamiento cobra especial interés como referencia visual al borde de esa vía. Y, por último, la necesidad de plantear un edificio en chaflán, dada la forma del solar. Por todo esto, HEREDERO venía a ser para Segovia, como hito visual, lo que el edificio Capitol para Madrid, salvando las escalas.

Los elementos básicos que componen el alzado son los propios que pueden leerse en otros edificios del mismo arquitecto, véase el basamento, el ritmo modulado de los huecos, la coronación y el tratamiento diferenciado del acceso al bloque. Todo ello con la salvedad de que esta fachada muestra una gran expresividad mientras que las anteriores denotaban cierta monotonía.

En este caso, el basamento resulta de la desmaterialización de la planta baja que, de hecho, se prolonga una planta más en altura consiguiéndose un efecto de ligereza del edificio. Esto contrasta con el recurso que el arquitecto venía practicando con anterioridad consistente en una sobre-materialización del nivel de planta baja con la utilización de aplacados superpuestos. Por otro lado, el propio recurso del basamento desmaterializado relacionado con su función, y que bien queda reflejado en la descripción del arquitecto más arriba, refleja la incorporación de un concepto moderno de tienda, que deja de ser un espacio subordinado a una planta baja de un edificio para convertirse en un espacio que se prolonga hacia la calle, y viceversa, con la libertad de una envolvente trasparente, sin obstáculos, con el acceso en un borde. Nótese en la imagen I07 que el acceso a la tienda es a través del alzado corto.

Estado actual de fachada ( 2016)

Puede comprobarse en la información fotográfica del estado actual, que este basamento ha perdido gran parte de su identidad. Por un lado, y por motivos presupuestarios, no llegó a construirse el escaparate en toda su longitud, resultando más corto hacia el lado del alzado más largo, interrumpiéndose al llegar a la vertical de las terrazas. Y, por otro lado, actuaciones posteriores terminaron con la identidad inmaterial del basamento a través de la sustitución de las carpinterías y vidrio iniciales por un sistema de cerramiento acristalado con carpintería convencional, resolviendo la curva a través de forma poligonal; a lo que se añade la decisión de trasladar el acceso al establecimiento al centro de la curva.

Si continuamos la lectura de forma ascendente, nos encontramos con un bloque que se encuentra totalmente volado respecto al basamento, infiriéndole más inmaterialidad. En el volumen volado aparece la seriación de huecos, para los que se utilizan diferentes tratamientos en los diferentes lienzos verticales en los que queda dividido el alzado.

Nótese que queda compuesto de un lienzo central, coincidente con el chaflán curvo, que mira hacia la plaza, y en el que se utilizan los recursos más modernos como son, por un lado, el propio chaflán que, además, queda revestido de un material “muy actual” como es el gresite; y, por otro lado, la continuidad que se le da a los huecos, que quedan divididos, solo, por una montante de carpintería. Consiguiéndose de este modo remarcar fuertes bandas horizontales. En los alzados  puede verse como este lienzo central queda perfectamente enmarcado por la brecha de las terrazas, quedando así resuelto el encuentro con el resto.

Sin embargo, en el edificio construido puede verse como este lienzo tampoco se construye en toda su longitud, interrumpiéndose en el lado largo, de nuevo, un hueco antes. Apareciendo de este modo en la envolvente construida un lienzo bastardo resultante de algún recorte presupuestario. Aun así, en ese lienzo no se incorpora ningún recurso expresivo, más que el propio marco cerámico que lo envuelve de forma acertada al constituir un elemento unitario diferenciado.


IDetalle de los alzados laterales (2016)
Continuando, para el alzado largo, que se introduce hacia una vía de menor interés, se prepara un lienzo diferente, más sencillo por los materiales que se utilizan. En ese lienzo se presenta el mismo ritmo modular de huecos continuando con la acentuación de las mismas bandas horizontales, utilizando un recurso sencillo como es el de enlazar los huecos generando esas bandas, en este caso con aplacado cerámico de hiladas de ladrillo. Del mismo modo que para el lienzo bastardo, para este se prepara un marco muy sencillo y delgado.

Hacia el lado del alzado corto simplemente se presentan las terrazas, instalándose barandillas “actuales” de vidrio, abandonando el recurso de los barrotes, aunque hay que aclarar que las que finalmente se instalan resultan menos sugerentes. En cambio, las terrazas del lado largo, que funcionan de brecha entre lienzos, se cierran con barandilla convencional. Se entiende que la función de ambos montantes de terrazas es diferente, por un lado en el lado corto estas resultan el único recurso expresivo de ese tramo, ya que no aparece ningún lienzo más, y por otro, a la terraza se accede desde dormitorios. En cambio, en el lado largo, el propio montante de las terrazas funciona, en sí mismo, como un límite, no precisa de ningún elemento expresivo, y, por otro, se trata de una terraza que da servicio a los cuartos húmedos.

Nótese también que el alzado en su totalidad queda cosido por un marco de aplacado de piedra en tono claro que sirve de bisagra entre este edificio y sus vecinos y, del mismo modo, para resolver el límite con el volumen volado. Este marco compuesto de montante en el encuentro con sendas medianeras y de coronación, es más ancho en el lado largo del alzado por una cuestión de escala, de forma que una columna de huecos de esas viviendas queda embebida en él. Nótese también que del paño singular de acceso, detalladamente diseñado, solo se respetó la puerta opaca de madera, aunque hoy eso tampoco queda.

Finalmente, poner la atención en la cubierta plana, algo singular en la ciudad, y que en su día introdujo Pagola. Aclarar que el tejado sobre el alerón resulta de una actuación posterior. Y resaltar el recurso para la coronación del edificio que se presenta en los alzados en los que puede verse ese elemento que bien podría leerse como una galería de secado de paños abstraída, aunque finalmente se construyera, simplemente, un peto.

 HEREDERO en su contexto ( 2016)
En conclusión, recortes y transformaciones poco afortunadas aparte, este edificio sí consiguió convertirse en ese hito visual, aun hoy conviviendo con el campus de la UVA obra del arquitecto Linazasoro.












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